- Como parte de su oferta encaminada a promover la fotografía, el recinto capitalino invitó a la historiadora Nidia Balcázar Gómez a platicar sobre su más reciente publicación dedicada a esta familia de artistas
- Su interés por acercar la fotografía a la gente de una forma inventiva y hacer de ella una estrategia económica, llevó a Juan y Antonio Cachú a trasladar su trabajo a fotobotones, postales y pañuelos impresos
“Juan y Antonio Cachú hacen un registro itinerante en los momentos más álgidos de la Revolución sobre todo en donde ellos se encuentran, es una mirada muy regional más allá del centro de la Ciudad de México y de las imágenes que ya conocemos, nos presentan a personajes desconocidos del movimiento armado, escenas y sucesos que no teníamos tan presentes y una de las más importantes características es el trabajo fotográfico que juntaron con su labor actoral”, compartió la investigadora.
La experta en registro fotográfico del siglo XIX explicó que la familia Cachú Ramírez viajaba de manera itinerante con su oferta teatral; a esta actividad, le sumaron su interés fotográfico, creando carteles con los retratos de sus integrantes, incluyendo obras como “Don Juan Tenorio”, además ofrecían servicios en su taller fotográfico dentro de la carpa del teatro, arte al que fueron introducidos por J. Curd y que mantuvieron hasta el final de sus vidas, Antonio hasta 1916, tras su muerte a causa de tifoidea y Juan hasta 1973 cuando su taller cerró por completo.
“Las imágenes de los Cachú en la Revolución es un registro in situ de lo que ellos estaban viviendo, tienen encuadres muy amplios. Es interesante la transición de cuando ellos están dentro del estudio fotográfico y llega la Revolución y se tienen que salir, la manera de fotografiar cambia, ya no es ese encuadre perfectamente compuesto y controlado, sino que más bien es estar saliendo y ver a los grupos, se ve en los negativos cómo tienen que ir dominando el movimiento de los sujetos”, dijo la investigadora.
Precisó que su publicación aborda 100 registros fotográficos capturados entre 1913 y 1917 durante el paso de la Revolución por Michoacán, Jalisco, Guanajuato y Zacatecas, cuyo material retrata los paisajes revolucionarios y las cuadrillas, regimientos y batallones en su vida cotidiana: “Sus encuadres se hacen más amplios y cada vez empiezan a fotografiar el ambiente de las cuadrillas y los grupos, cuando pasa la Revolución regresan al estudio fotográfico, pero empiezan a hacer registro de campañas políticas con esa mirada desde el exterior, desde las masas, las conglomeraciones y las pancartas, mezclando su esencia retratista y documental”, agregó.
En presencia de María y Susana Gómez, responsables del acervo de los hermanos Cachú, la etnohistoriadora resaltó también el interés de los hermanos por acercar la fotografía a la gente de una forma inventiva y hacer de ella una estrategia de economía familiar que consistía en llevar la fotografía a otros formatos, más allá del negativo en vidrio, celuloide o plata sobre gelatina, como su oferta de fotobotones, ampliaciones, postales y pañuelos impresos.
Hijos de Don Melquiades, aficionado al teatro, Juan y Antonio Cachú, se convirtieron en el sustento de su familia tras el fallecimiento de su padre a temprana edad, quienes con su madre y hermanas realizaban montajes teatrales, también diseñaban sus vestuarios y escenografías, labor a la que sumaron su pasión fotográfica.
Balcázar Gómez compartió que el libro fue publicado por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) como resultado de su tesis de maestría en Historia por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), donde actualmente realiza su doctorado sobre la importancia del uso de la fotografía en los procesos de búsqueda para las personas desaparecidas.