EL SILENCIO DEL VIENTO
Jorge Nuñez
El amanecer frío y nublado propicia la reflexión,
un manto gris cubre la tierra,
y el aire fresco, como un susurro,
invita a acercarse, físicamente o no,
con quien amas, en el silencio del viento.
Los pensamientos flotan ligeros,
enredados entre las hojas caídas,
y el murmullo del mundo se apaga
dejando solo el eco de las emociones.
Cada instante se vuelve un suspiro,
un resquicio de luz entre las nubes,
donde los recuerdos danzan
junto a las esperanzas compartidas.
y el murmullo del mundo se apaga
dejando solo el eco de las emociones.
Cada instante se vuelve un suspiro,
un resquicio de luz entre las nubes,
donde los recuerdos danzan
junto a las esperanzas compartidas.
Los lazos amorosos se fortalecen,
como raíces que se entrelazan en la tierra,
se unen en un abrazo silencioso,
creciendo más allá de las palabras,
en el compás de los latidos compartidos,
en la calidez de las manos entrelazadas.
se unen en un abrazo silencioso,
creciendo más allá de las palabras,
en el compás de los latidos compartidos,
en la calidez de las manos entrelazadas.
El frío amanecer se convierte
en un refugio para el alma,
un recordatorio de que, incluso en la niebla,
el amor encuentra su camino,
como un faro en la tormenta,
guiando a los amorosos hacia la conexión profunda
que los une a través del tiempo y la distancia.